sábado, 13 de abril de 2013

Transgenicos


TRANSGENICOS  EN  MEXICO:  CUANDO A LAS EMPRESAS LES BRILLAN LOS OJOS

Alimentarse implica voluntad, capacidad de decisión, cada individuo y cada colectividad aplican conscientemente criterios para discriminar entre las distintas acciones que se involucran en las prácticas de la alimentación…Cuando el ser humano se alimenta no solo satisface su hambre, está haciendo cultura en general y cultura alimentaria en particular…
Hilda Irene Cota, La Jornada Ecológica


Fuente: www.librered.net
A veintiún años del primer experimento de manipulación biotecnológica de una especie vegetal, aquel legendario tomate sigue engendrando misterios, posturas, disertaciones y presagios que curiosamente se diversifican – aunque irónicamente muchas de las opiniones se dan en torno al peligro que representan estos experimentos para la biodiversidad- y mutan hacia lo esperanzador o lo catastrófico.
Sin duda, la manipulación de una energía, de una información y sobre todo de una tecnología, hasta hace unos años intrincada y solo accesible desde la contemplación y la conjetura científica, ha abierto una caja de pandora que  no tiene que ser, por si misma, apocalíptica, pero que, al igual que sucedió en su momento –y sigue ocurriendo- con temas como la energía nuclear, plantea múltiples ponderaciones acerca de su uso, su dosificación y el peligro que implica su utilización indiscriminada.
 Para el caso de la biotecnología: los problemas que se avizoran son el desplazamiento de las especies endémicas y de los cultivos regionales, así como el debilitamiento o vulnerabilidad inducida de cultivos ancestrales que se han defendido con medios propios y con prácticas tradicionales que, de desarrollarse una estandarización alrededor del hecho transgénico, podrían significar una perdida no solo biológica sino cultural considerable.
Con el argumento de que para el 2020 la humanidad necesita producir 40% más alimentos, hay actores,  que defienden a “capa y espada” los cultivos manipulados en aras de una seguridad alimentaria sin considerar a mediano y largo plazo los riesgos y costos que esto implicaría, sin embargo, resulta impensable establecer “políticas alimentarias” por llamarles de alguna manera… sin tomar en cuenta la bioseguridad.
Todo lo anterior sin contemplar los factores de producción y de repercusión económica social que implica un cambio tan profundo en las formas, los usos y las costumbres entre los grupos dedicados por generaciones al campo.
Resulta ingenuo y raya en lo obtuso no considerar que estamos frente a un cambio que rebasa las ponderaciones acerca de lo dañino o no, que pueden resultar dichos cultivos; no estamos hablando de una herramienta o una técnica que se suma de manera simple al panorama agrícola, hablamos de una manera de cultivar que promueve la descampesinización del agro al dejar fuera de la acción a millones de familias que no tendrán acceso a esta tecnología cayendo en un estado más profundo de dependencia y servidumbre ante la probable estandarización de las especies, los derechos reservados de algunas fórmulas y demás accesorios, substancias y métodos que seguramente están y estarán en manos de unas cuantas compañías.
Como comunicadora interesada en el ambiente y en una relación no solo sana fisiológica y planetariamente hablando, sino convencida de que no podrá haber una relación sustentable con el campo si las relaciones éntre los grupos humanos siguen siendo subyugantes y degradantes a lo menos; creo que la primera obligación que tenemos los que gozamos de la oportunidad de divulgar los avances científicos, es la de advertir acerca de ciertos panoramas que estos pudieran desencadenar si se ponen al servicio de estructuras que empobrezcan el acervo cultural de la humanidad y terminen maniatando a futuras generaciones.
De tal suerte, que me resulta oportuno citar un ejemplo mediatico inmediato, en referencia al reciente informe que realizo ante el Congreso del Estado de Veracruz, el Secretario de Desarrollo Agropecuario, Manuel Martínez de Leo; una declaración que por si misma resulta ligera y arcaica, sobre todo cuando comienza por hacer planteamientos alrededor de la culpa y no de la responsabilidad, pero que termina siendo mayormente preocupante cuando sabemos de quién viene...
Los problemas por los que hoy día atraviesa el campo son culpa de los campesinos, quienes continúan con prácticas ancestrales y esperan a que dios y San Pedro les manden el agua ante la negativa de aceptar sembrar lo que les convienen y no lo que desean… Yo hasta el momento no he visto a una vaca o a un cerdo le brillen los ojos en la noche por comer maíz transgénicoManuel Martínez de Leo,  Secretario de Desarrollo Agropecuario del Gobierno de Veracruz
Desde cualquier punto de vista la biodiversidad y el respeto a la riqueza ancestral de las formas de subsistencia en nada se contraponen a la conveniencia de los avances científicos, pero la utilización consiente de estos y la clarificación de los panoramas que pueden plantear dichas decisiones siempre colaborarán con, escenarios más igualitarios y equitativos, un totalitarismo alimentario, aun esgrimiendo argumentos de suficiencia alimentaria, siempre estará más cerca de la existencia miserable que del descubrimiento esperanzador.
Como referencia, el frívolo comentario de este funcionario, responsable de las políticas públicas agropecuarias resulta prescindible, sobre todo si consideramos que  países como Japón que  importan casi todo lo que consumen, prohíben estrictos la siembre de arroz y trigo transgénico en sus tierras de cultivo.
En contraste, en nuestro país, los Gobiernos han permitido la experimentación de siembras transgénicas a cielo abierto a transnacionales alimentarias como Montsanto. Lo ha hecho justo en le tierra de origen de todas las variedades de maíz.
De acuerdo a especialistas, los tránsgenicos producen impactos inesperados e irreversibles en el ambiente. La contaminación genética de especies nativas o silvestres es uno de ellos.
Como cuna del maíz, los maíces endémicos de México corren el serio peligro de ser contaminados.
En México se ha sacrificado y desmantelado la capacidad de producción agropecuaria y ahora los Gobiernos pretenden además aumentar la dependencia de las transnacionales agrícolas. En este sentido, no extraña la postura del Gobierno de Veracruz, de tratar de insuflar la idea de la conveniencia de llenar al estado con café robusta y transgénico para garantizar el abasto para los engendros solubles de Nestlé y arruinar con ello el potencial del café de altura como generador de riqueza y exportaciones.
Hay que considerar además, que la siembra de cultivos transgénicos provoca homogeneización y erosión genética. Estos aspectos biológicos inciden negativamente en las capacidades productivas de los campesinos.
Existen investigaciones que argumentan que los cultivos transgénicos profundizan la inseguridad alimentaria al impedir la pervivencia de los pequeños productores agrarios y pone en riesgo la diversidad genética de cultivos alimentarios importantes.
Queda en prenda pues, analizar el aspecto regulatorio como medida urgente e indispensable y que incluya a todos los actores involucrados.



Biodiversidad


La riqueza natural, la difusión y sus vasos “biocomunicantes”

Desde la mirada de la comunicación, como una estrategia ambiental, las rutas para lograr, finalmente, la protección y el uso racional de los recursos naturales en un estado como Veracruz, puede obedecer a varias técnicas, entre ellas: el conocimiento de la biodiversidad y el carácter único de la vida endémica de nuestro territorio, como un primer paso en la lógica del reconocimiento, el aprecio y la final protección de las especies.

Sin embargo existen rutas, no solo alternas sino complementarias a esta primeramente citada, opciones que no aluden al aprecio y el respeto del medio como premisa inicial, sino a una conveniencia humana de no extinguir las especies, fundamentalmente por sus propiedades curativas o terapéuticas, ya que son virtuales reservorios de curas no descubiertas para enfermedades cruentas en el presente o insospechadas en lo futuro.

Además de estas dos estrategias, una basada en la reflexión y la conciencia y otra mayormente orientada hacia la conveniencia humana, siempre queda el frágil pero no menos importante recurso de la contemplación de la belleza del reino natural, así como su referente etológico para entender y aprender de las especies a nivel sociológico, político, evolutivo y hasta tecnológico.

De esta manera pareciera que el comunicador ambiental necesita agotar todas las herramientas y que en una suerte pedagógica, que contempla diversas inteligencias, se esfuerza por llegar con su mensaje a través de distintos canales para mover, conmover, hacer conciencia y generar actos útiles y sustentables de defensa del medio.
 
Definitivamente la ciencia didáctica y el estudio de las diferentes inteligencias (Vigotski: “Luces en el entendimiento de los entendimientos humanos”) demuestran que más allá de los nobles esfuerzos narrativos, los planteamientos lógicos y el uso de los diferentes recursos audiovisuales, el 70 por ciento de las personas aprende de manera kinestésica: a través de experiencias que involucran lo sensorial, lo vivencial y lo emotivo, dato que de entrada podría resultar desalentador para los que buscamos, con números, imágenes y palabras, llamar a la conciencia de un cambio y de un respeto al medio ambiente…

Sin embargo el conocimiento de los hechos a partir de la experiencia necesita una cultura, un margen argumentativo y un conjunto de cifras para no ser solamente un ejercicio de ensayo y error, y el pensamiento se vuelve, a partir de este contexto, creativo, científico y crítico. Es aquí donde nuestra labor como comunicadores se torna muy relevante, pues en nuestras manos está  la estratégica selección de la información, el esfuerzo por ir más allá de la difusión, la divulgación interesante, entretenida, emocionante y sobre todo inteligente para que resalte dentro de una oferta mediática y editorial que termina muchas veces siendo apabullante para los artículos ambientales.

Fuente: www.ecoportal.net
En este sentido es fundamental el conocimiento de las cifras, de los datos de los endemismos y de los índices de destrucción o recuperación de los diferentes hábitats. Sería muy importante elaborar un test general que establezca índices sobre el conocimiento que los ciudadanos poseen de la realidad ambiental del mundo, de México y de Veracruz y la forma en que logran integrar esta información por regiones, ya que la aparición disgregada de la misma produce panoramas fragmentados e inconexos.
Con un estado que ocupa el primer lugar en anfibios y reptiles, el segundo lugar en mamíferos y que posee más de 8 mil plantas vasculares, habría que llegar a una proporcional responsabilidad ciudadana y más allá, humana, hacia esta cantidad y calidad de recursos.
En otro tema, pero íntimamente ligado a lo anterior, sería muy interesante medir el índice de conocimiento general y especializado que la población de nuestro estado tiene de los conceptos de la sustentabilidad y su aplicación  no solo como una política ambiental.

Es inobjetable que aquello que no se evalúa no se puede corregir, ni mejorar y mientras los diagnósticos, las retrospectivas y las prospectivas ambientales sigan perteneciendo a la élite científica y al círculo especializado cualquier cambio se dará más en la intelectualidad, en la promesa electoral, en la nostalgia y la bohemia rebeldía, que en el andamiaje de las políticas públicas, mismas que si no cuentan con una base ciudadana que no solo las siga, sino que las entienda, no podrán caminar.
Tal vez tengamos que reconsiderar o hacer una pequeña pausa en nuestros aires discursivos y de propuesta para dar paso a una gran jornada de alfabetización ambiental, misma que nunca termina, pero que nos permita aprender, comenzando por nosotros mismos, a conocer las primeras letras, los números, las oraciones y las fórmulas más simples de la química de la sustentabilidad.
Tal vez entonces pueda ser que cerremos el círculo entre el rigor de la ciencia y la sapiencia de la sensibilidad rural,  y repasemos la oración Diversidad = Riqueza + Equitatividad
Trabajo de comunicar que seguramente no solo se basará en sembrar esperanzas o sanas inquietudes, ejercicio de divulgar que deberá tener, al igual que cualquier hecho de biodiversidad…
                        - Vitalidad reproductiva: para elegir diferentes medios y formatos, así como estrategias interesantes de reproducirse por su frescura, precisión y originalidad.
                        - Resistencia a enfermedades: habrá que protegerse de las fórmulas hechas que nos aíslen de un proceso creativo diverso y constante, proceso de intercambio y apertura que nos librará como comunicadores de los lugares comunes, la unilateralidad, los radicalismos y las necedades.

                       
- Habilidad para adaptarse a condiciones cambiantes: la permanente habilidad para retroalimentarnos y elegir estrategias evolutivas también en nuestro trabajo, formas simples que imiten a las naturales, ideas sencillas con tramas resistentes como telaraña, donde el lector quede cautivo y no pueda escapar de una red de argumentos matemáticamente tejidos.

Números que hay que manejar y que resultaría estéril aprenderse por su variabilidad, pero índices que habrá que tener presentes para respaldar cada comentario. Privilegio y responsabilidad intrínseca de pertenecer a uno de los 5 países junto con Brasil, Colombia, Zaire y Madagascar donde se concentra la mitad de la biodiversidad mundial.

 En fin, creo que el trabajo de difusión y divulgación acerca de la biodiversidad mucho tiene que enseñarnos respecto al propio trabajo de comunicar, ya que como premisa fundamental la diversidad de opiniones más allá de ser un acto de tolerancia y / o apertura es un hecho que conviene y salvaguarda la salud  intelectual, además de cobijar la existencia de respuestas incluso para problemas que aún no nos planteamos.

sábado, 23 de marzo de 2013

LA GESTIÓN AMBIENTAL DESDE LAS INSTITUCIONES DE INVESTIGACIÓN Y SU RELACIÓN CON UNA ESTRATEGIA DE PERIODISMO AMBIENTAL



LA GESTIÓN AMBIENTAL DESDE LAS INSTITUCIONES DE INVESTIGACIÓN
Y SU RELACIÓN CON UNA ESTRATEGIA DE PERIODISMO AMBIENTAL
  
Por: Isela Pacheco Cabrera

Cuando un árbol cae en un bosque lejano, si no lo escuchas…de cualquier manera cae
Aforismo Zen.

Introducción
El objetivo del presente ensayo es abordar los conceptos fundamentales que delimitan la interacción de las instituciones de investigación con el periodismo, y el efecto que esto tiene para los diferentes grupos que buscan la gestión ambiental para allegarse difusión, conocimientos, recursos materiales, económicos o humanos a favor de sus proyectos. Lo anterior a partir de un trabajo de base que asume el complejo proceso para apropiarse de los fundamentos y crear perfiles que entiendan la importancia de la interacción de ambos rubros: el quehacer científico y la instrumentación de acciones y proyectos que los difundan y los divulguen hasta posicionarlos en el discurso ciudadano, la agenda política, el itinerario empresarial y la toma de decisiones, orientados hacia un bien común.
En otras palabras, trataremos de dilucidar ¿cuál es el ingrediente activo que suma la acción periodística a este proceso de gestionar? ¿Cuál es el momento o el proceso mediante el cual las acciones periodísticas suman voluntades, conocimiento y agrupan acciones a los esfuerzos y a los proyectos?
En lo personal, he seleccionado el aforismo oriental que aparece como epígrafe del texto, “Cuando un árbol cae en un bosque lejano, si no lo escuchas…¿de cualquier manera cae?” porque creo que marca una piedra de toque desde la cual se puede apreciar o reflexionar sobre el importante papel de la labor de difundir y divulgar, para hacer visible, audible y presenciable, lo que, por obvio que sea, se ha vuelto para la sociedad inédito, inaudible y hasta inaudito.

Si partimos de algunos fundamentos básicos que definen la Gestión Ambiental y que hacen referencia a “la acción y consecuencia de administrar o gestionar algo”, corremos el riesgo de quedarnos muy cortos, ya que en la sociedad actual, “la acción y la consecuencia” muchas veces se ven alteradas, para bien y para mal, por un fenómeno, a lo menos publicitario, y a los más de concientización y difusión profunda; es decir la labor periodística que insta a la acción civil y  que en los casos de trabajos serios y sostenidos, aporta a la reputación y redunda en beneficios y fluidez, afectando positivamente sus posibilidades y aportaciones en la  gestión ambiental.
Por otra parte, si partimos de otro concepto fundamental que enuncia que la gestión “tiene como objetivo primordial el conseguir aumentar los resultados óptimos de un proyecto” es muy sencillo darnos cuenta que si tales beneficios se dan como causa o consecuencia del trabajo realizado, el papel del periodismo se vuelve determinante para crear expectativa y/o dar certeza social en la oportunidad y la acción ambiental, y con esto generar prestigio y continuidad para los proyectos que se han apoyado o que son susceptibles de apoyo para llevarlos a cabo, logrando que apliquen y se consoliden.

Antecedentes y marco de referencia
Si tomamos en  el dato vertido por Oscar Retana Guiascón en su Breve cronología de la institucionalización de la ciencia y la investigación en México, nos daremos cuenta que cuenta que apenas en 1967 se realiza en nuestro país la primera reunión nacional de Ciencia y Tecnología para el desarrollo económico y social de México, en 1970 el primer diagnóstico sobre las instituciones de investigación  y que hasta 1980 el gobierno Federal promulgó la ley para coordinar y promover el desarrollo de la ciencia
Lo anterior nos ayuda a encuadrar una opinión no solo acerca de la interacción entre investigación y difusión y/o divulgación, sino a comprender este desarrollo a partir del mismo desarrollo de la labor investigativa en nuestro país.

Desarrollo Sustentable ¿una utopía?



Desarrollo Sustentable: entre la utopía teórica y el cotidiano equilibrio de sus dimensiones.
Desarrolllo Sustentable: una visión plana o una realidad tridimensional.


 ¿Es el Desarrollo Sustentable una utopía?
En definitiva esta expresión es generalmente desalentadora y se utiliza cuando queremos referirnos a algo de naturaleza inalcanzable y muchas veces con tintes de ingenuidad. No obstante, el manejo de la utopía desde la visión del escritor Eduardo Galeano, presupone una suerte de estrella polar, que aunque inalcanzable, hace las veces de punto de fuga, de distante destino que a final de cuentas nos hace caminar y movernos de un punto inicial hacia una nueva perspectiva de la realidad.
Es innegable que el concepto de lo sustentable ha sido muy manoseado y en ese sentido, en ocasiones banalizado o utilizado políticamente, sin embargo existe un innegable terreno ganado en cuanto la socialización del concepto y la aparición del mismo fuera del ámbito exclusivo de los biólogos y los ambientalistas, esto permite una primera plataforma de apropiación del mismo, para así después analizarlo a profundidad.
Por otra parte, y tal vez desligado de la estricta conciencia ambiental, a las grandes marcas y cada vez más a las grandes potencias, les interesa como nunca su reputación frente al consumidor  y el tema ambiental comienza a pasar  por el terreno de las preferencias o la elección política y de consumo, lo que a fin de cuentas, sin ser aún lo óptimo,  también cuenta en el proceso de cambio hacia lo sustentable.

¿Es el desarrollo sustentable una opción real para romper el círculo perverso concentración de la riqueza-deterioro de los recursos naturales-pobreza extrema?
Sin grandes éxitos  en cambios globales hacia las emisiones de CO2 o el respeto de protocolos internacionales, las mejores noticias  de un cambio de conciencia y  un impacto benéfico respecto a la preservación de los recursos y la relación social y económica con la naturaleza, se están dando a pequeña escala.
En un sentido de análisis orgánico de este evento, estos pequeños cambios  se presentan como una analogía de lo que sucede en un organismo: la transformación se da en pequeñas células que en conjunto podrían significar un enorme cambio.
Estos equilibrios a nivel comunal- ejidal pueden provocar grandes beneficios a niveles regionales, estatales, nacionales y a nivel mundial.
Tal parece que dicho planteamiento visto a pequeña escala, sigue siendo complejo, pero gana  viabilidad, ya que cada productor, cada grupo, comunidad, ejido o región, establece soluciones de equilibrio y compensación que logran que muchos proyectos sustentables permanezcan y superen sus etapas de formación.
 Esta consolidación y aplicación de soluciones individuales promueve el factor de creatividad y convicción, dos cualidades necesarias en procesos largos como este, que tienden a la recuperación.

El desarrollo sustentables  desde tres ángulos
Para el caso del Desarrollo Sustentable  la existencia de tres dimensiones –ambiental, social y económica- no presupone un análisis opcional o una inclinación natural de los teóricos y prácticos para generar tres tipos de Desarrollo sustentable, en realidad, la integración de estas tres y el equilibrio entre ellas se presenta como una norma idónea para establecer esfuerzos productivos en lo económico, con equidad en lo social  y con un verdadero impacto en cuanto a lo ambiental.
Recordemos que en un sentido estricto y tridimensional del término, no basta que un proyecto preserve si el mismo no tendrá expectativas económicas sólidas y de perdurabilidad o apropiación social, o en su defecto, que sea un ejemplo de trabajo e integración comunitaria, si económicamente no tiene futuro.
Y es en este sentido que volvemos al término caudal en la exposición: lo utópico y el manejo del modelo perfecto, más que como exigencia para iniciar un proyecto, como referente para ajustar el triángulo y llevarlo del desequilibrio del isósceles a la sólida base del escaleno y la final plenitud de la figura equilátera.